La II Concentración Deportiva Tajamar

Índice del capítulo: La Escuela deportiva

Ya he contado que el primer gran éxito del atletismo en Tajamar fue la I Concentración Deportiva en el estadio del Rayo Vallecano, en junio de 1958. Dio tanto prestigio a Tajamar que volvimos a organizar otra parecida en 1960, esta vez en el Palacio de Deportes de Madrid.

Los preparativos de la II Concentración Deportiva se iniciaron a finales del invierno de aquel curso 1959/60. Nos reunimos para trazar los esquemas, el primer programa y los planes de entrenamiento. La Concentración estaba prevista para el mes de junio.

Todos los socios mostraron deseo de superarse. Se entrenaron una y otra vez. Cuando faltaban pocas semanas, se notaba bastante mejora en la calidad de las exhibiciones deportivas. Una tarde, a comienzos de junio, se hizo una prueba en el estadio de San Diego, porque el gimnasio de Requena resultaba pequeño. En la pista de San Diego, iluminada con aquellos seis modestos focos, evolucionaban los ciento cincuenta socios que ejecutarían la tabla de gimnasia. Se repitieron los ejercicios muchas veces y, al menos por mi parte, aquellos ensayos me sirvieron para rezar por la labor que se hacía en el Club Deportivo Tajamar y por cada uno de esos chicos y sus familias. Pienso, además, que aquellos entrenamientos, en los que había que corregir detalles una y otra vez, hasta lograr un desarrollo perfecto de la tabla, tenían un alto valor educativo.

Los preparativos fueron avanzando. A igual que la vez anterior, se visitaron muchos establecimientos comerciales de Vallecas, hasta conseguir —como regalo de promoción— las veintiséis copas que se distribuirían el día de la concentración. Don Pablo, el sastre, amigo de siempre, ofrecía el coche gustoso, o hacía bordar en su sastrería algún escudo, o coser las camisetas y banderas necesarias. Con tiempo, se dio a conocer el acontecimiento en la prensa, radio y televisión. Se filmaron algunos reportajes y la televisión entrevistó a uno de los dirigentes del club. La víspera se celebró una rueda de prensa en la sede de Tajamar y la revista del Instituto confeccionó un número especial.

Llegó por fin el día. Desde temprano hubo una actividad intensa en el Palacio de los Deportes. Se acercaba la hora de comenzar. En los vestuarios, todos los muchachos esperaban el momento de salir a la pista. Fuera, continuaba la afluencia del público a las taquillas. Las personalidades, invitadas por el club, ocupaban el palco presidencial.

Comenzó a tocar la banda, y los doce abanderados, con paso firme y con las banderas desplegadas, hicieron su aparición. Un primer aplauso. Luego, los diferentes clubes, con sus banderines y pancartas. En primer lugar, gimnasia educativa, con pantalón blanco y camiseta amarilla; siguieron natación, gimnasia deportiva, atletismo, baloncesto..., en fin, una sinfonía de colores: los de fútbol con camiseta roja y pantalón negro; la sección juvenil de Tajamar Deportivo, con camiseta azul y pantalón blanco; los de hockey, ciclismo, etc. Los muchachos llenaron totalmente la pista. El locutor los presentó, iniciándose después el despliegue.

El programa, extenso y a la vez rápido y sugestivo, comenzó con la prueba de ciclismo. Después vino la exhibición de dos equipos de baloncesto. En atletismo, los muchachos del club corrieron primero los 400 metros libres, y luego los 500 y los 1.000. También hubo carreras de relevos y hockey sobre patines. Los aplausos se hacían más intensos ante una bonita jugada de hockey, el sprint final de los 500 metros o una canasta desde la mitad del campo.

En la segunda parte habíamos incluido el plato fuerte de la concentración: la gimnasia deportiva. Las máquinas fotográficas no dejaban un momento de tirar placas y la televisión de filmar sus reportajes. Los alumnos de gimnasia deportiva estaban ya en la pista. Exhibición de ejercicios en la mesa alemana, en las paralelas, en el potro y los saltos mortales. Como broche de oro, más de cien atletas cerraron el espectáculo con una tabla de gimnasia rítmica, muy bien coordinada. Mientras el público abandonaba los graderíos del Palacio de los Deportes, repasé mentalmente los últimos meses de intensa actividad que habían culminado en esta Concentración: un nuevo paso en la consolidación de Tajamar, en esa labor que anima y da razón de ser a nuestros afanes deportivos.

 
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