La Guerra
Índice: José María Somoano. En los comienzos del Opus Dei
Cuando estalló la guerra estábamos todos en Arriondas, salvo María Luz, que se encontraba en Madrid. Fueron tiempos de hambre, de temores y carestías de todo tipo. Tiempos difíciles para todos, pero muy especialmente para una familia tan numerosa como la nuestra, con seis hombres jóvenes y tres chicas solteras.
Mis padres tuvieron que ir despidiendo sucesivamente a mis hermanos, uno tras otro: unos, hacia los frentes de guerra; otros, hacia la cárcel... Cada despedida era un desgarramiento para mi madre. A pesar de todo, soportó aquella prueba durísima con una gran fortaleza humana y cristiana; aunque pensaba que se le iban hacia la muerte...
Al final se quedó sola con algunas de nosotras y Maximín. Nunca podré olvidar aquellos días tristes y dolorosos, que parecía que no acababan de pasar nunca. Mi madre rezaba y rezaba, sin cesar, sin desfallecer, con una confianza grande en la intercesión de José María sobre todos nosotros...
Fue algo sorprendente. Advertimos claramente la intercesión de nuestro hermano desde el Cielo: al acabar la guerra, a pesar de las cárceles, de las condenas, de las grandes penalidades y peligros que atravesamos y sufrimos, volvimos a reunirnos todos de nuevo en casa. ¡Los diez hermanos juntos, sanos y salvos! Por aquí no se dio ningún caso parecido".