Anzuelo de pescadores

PREGUNTA: Sin embargo, se daría tal vez una imagen incompleta de ese trabajo de gobierno sin una mención a la profesionalidad, que también urgía con mucha fuerza.

Quería que quienes colaborábamos en el gobierno del Opus Dei, como punto de partida, llevásemos una auténtica vida de entrega, de oración y de sacrificio, y fomentásemos la profesionalidad en el trabajo y el deseo de pasar ocultos. Rechazaba que fuésemos meros burócratas, o carteros que se limitan a llevar los papeles de un sitio a otro: debíamos sentir la responsabilidad de una labor de almas, que no se puede realizar sin un esfuerzo sincero de santidad personal.

Por eso, era muy exigente en la tarea de gobierno, porque de las decisiones depende el bien de muchísimas personas. La consideraba un verdadero trabajo profesional, que -de acuerdo con el espíritu del Opus Dei- es preciso santificar y acabar con la mayor perfección posible. Nos encarecía en 1962: cuidad vuestra formación profesional -ahora es la labor de gobierno-, porque esa tarea, la labor profesional, cualquiera que sea, es el anzuelo para pescar las almas: necesitan también tener fe humana en nosotros, porque vean que somos profesionales honrados y responsables.

 
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